Qué Significa Tomar La Santa Cena Indignamente?

Qué Significa Tomar La Santa Cena Indignamente
Qué es tomar la Santa Cena indignamente según la Biblia La cena del Señor es el rito mediante el cual se recuerda el sacrificio de Jesús por la humanidad para redimirnos de nuestros pecados. Consiste en beber del fruto de uva y comer del pan sin levadura.

El fruto de la uva representa la sangre de Cristo que fue derramada por nuestros pecados. El pan sin levadura representa el cuerpo de Cristo, el cual fue traspasado por nuestros pecados. Es un momento de profunda solemnidad y de mucha reflexión porque es un símbolo de la unión inalienable entre Cristo y cada creyente.

Participar de ella es una experiencia sumamente especial e intima con Dios. Sin embargo, ¿qué hacer si en determinado momento estamos cometiendo acciones que están en contra de la voluntad de Dios? ¿Es esto tomar la santa cena indignamente? ¿Deberíamos tomar la cena del Señor o no? Para responder a esta pregunta te invito a que leas conmigo el siguiente texto de la biblia: (…) cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor.

Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo come y bebe su propia condena. 1 Corintios‬ ‭11: 27-32‬ ‭ El texto anterior fue presentado por el apóstol Pablo en el contexto de creyentes que tomaban la cena del señor con liviandad, como si se tratara de una comida más del día.

Incluso estaban presentándose circunstancias en que las personas no comían en sus casas, sino que esperaban comer en la iglesia. La cena del señor se había vuelto para ellos un asunto relacionado con la comida y no con el símbolo en sí. El apóstol les deja en claro que no se debe comer la cena del Señor de forma indigna.

  • Esto es, sin considerar su importancia y hacerlo con un espíritu de reverencia y solemnidad;
  • La cena del señor es un rito sagrado que debería tomarse con respeto, sinceridad y humildad;
  • Ahora, en el caso de que tengamos pecados en nuestra vida, los cuales no deseamos confesar ni abandonar;

En el caso de que no haya arrepentimiento en el corazón por esos pecados y se planee continuar en ellos, esto significa que se está menospreciando el sacrificio de Cristo para limpiarnos de nuestros pecados. Lo cual se constituye en comer la cena de manera indigna.

¿Qué es tomar indignamente la Santa Cena?

¿Cuál debe ser nuestra actitud cuando participamos de la Santa Cena? –

  • ¿Cómo podemos prepararnos para participar de la Santa Cena? ¿En qué podemos pensar durante la Santa Cena que nos ayude a recordar la expiación del Salvador?

Antes de participar de la Santa Cena debemos prepararnos espiritualmente. El Señor ha hecho hincapié en que ninguna persona debe participar indignamente de la Santa Cena, lo cual significa que debemos arrepentirnos de nuestros pecados antes de tomarla. Las Escrituras dicen: “…si alguien ha transgredido, no le permitáis participar sino hasta que se haya reconciliado” ( D.

y C. 46:4 ). El Señor instruyó a Sus doce discípulos nefitas, diciendo: “…no permitáis que ninguno a sabiendas participe indignamente de mi carne y de mi sangre, cuando las administréis; porque quien come mi carne y bebe mi sangre indignamente, come y bebe condenación para su alma…” ( 3 Nefi 18:28–29 ).

Durante el servicio sacramental, debemos alejar de nuestra mente cualquier pensamiento mundano; debemos tener un espíritu de oración y ser reverentes; debemos pensar en la expiación de nuestro Salvador y estar agradecidos por ella. Debemos examinar nuestra vida y buscar la manera de mejorarla, y renovar nuestra determinación de guardar los mandamientos.

No es necesario que seamos perfectos antes de participar de la Santa Cena, pero debemos tener el espíritu de arrepentimiento en nuestro corazón. La actitud que tengamos al participar de la Santa Cena influirá en la experiencia que tengamos con esta ordenanza.

Si participamos de la Santa Cena con un corazón puro, recibiremos las bendiciones prometidas por el Señor.

  • ¿Por qué piensa usted que participar dignamente de la Santa Cena aumenta nuestra fuerza espiritual?

¿Qué quiere decir la palabra indignamente?

Adverbio de modo [ editar ] – 1 Que se hace o procede o trata con un inferior mérito o calidad o respeto del que corresponde. De modo indigno o con indignidad.

¿Quién come indignamente el cuerpo de Cristo?

¿Qué significa tomar la Santa Cena indignamente? | Josué Cáceres

1 Sed imitadores de mí, así como yo lo soy de a Cristo. 2 Y os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las a instrucciones tal como os las enseñé. 3 Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la a cabeza de la mujer, y Dios, la b cabeza de Cristo.

4 Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza, porque lo mismo es que si se hubiese rapado.

6 Porque si la mujer no se cubre la cabeza, córtese también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, cúbrase. 7 Porque el varón no ha de cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón, 8 porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9 Y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

10 Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles. 11 Pero en el Señor, ni el a varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón. 12 Porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.

13 Juzgad vosotros mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? 14 La naturaleza misma, ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? 15 Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso, porque en lugar de velo le es dado el cabello.

  • 16 Con todo eso, si alguno quiere ser a contencioso , nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios;
  • 17 Pero en esto que os anuncio, no os alabo, porque no os congregáis para lo mejor, sino para lo peor;

18 Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros a disensiones ; y en parte lo creo. 19 Porque es preciso que entre vosotros haya a herejías , para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. 20 Cuando, pues, os reunís en común, esto a no es comer la cena del Señor.

  1. 21 Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga;
  2. 22 Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la a iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo;

23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó a pan , 24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.

  • 25 Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo a convenio en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí;
  • 26 Porque todas las veces que comáis este a pan , y bebáis esta copa, la b muerte del Señor anunciáis hasta que él venga;

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor a indignamente , será b culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, a examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, come y bebe a juicio para sí.

30 Por lo cual hay muchos a enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. 32 Pero siendo juzgados, somos a disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tiene hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.

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¿Qué significa la palabra indigno en la Biblia?

Vil, cruel, despreciable, ofensivo a la moral, a la justicia o a la dignidad.

¿Por qué debemos tomar la Santa Cena?

Información adicional – Cuando instituyó la Santa Cena, Jesucristo dijo: “Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. Esta copa es el nuevo convenio en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lucas 22:19–20). La Santa Cena ofrece a los miembros de la Iglesia la oportunidad de meditar y recordar con gratitud la vida, el ministerio y la expiación del Hijo de Dios.

El pan partido es un recordatorio de Su cuerpo y Su sufrimiento físico, en particular Su sufrimiento en la cruz. Es también un recordatorio de que por medio de Su misericordia y gracia, todas las personas resucitarán y tendrán la oportunidad de vivir eternamente con Dios.

El agua es un recordatorio de que el Salvador derramó Su sangre debido a un intenso sufrimiento y angustia espirituales que comenzaron en el Jardín de Getsemaní y concluyeron en la cruz. En el jardín, Él dijo: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte” (Mateo 26:38).

  • Al someterse a la voluntad del Padre, Él sufrió más de lo que nos es posible comprender: “La sangre le [brotó] de cada poro, tan grande [fue] su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo” (Mosíah 3:7);

Él sufrió por los pecados, los pesares y los dolores de todas las personas, para hacer posible la remisión de los pecados de los que se arrepientan y vivan el Evangelio (2 Nefi 9:21–23). Por medio del derramamiento de Su sangre, Jesucristo salvó a toda la gente de lo que las Escrituras llaman la “transgresión original” de Adán (Moisés 6:54).

El participar de la Santa Cena es un testimonio ante Dios de que el recuerdo de Su Hijo se extenderá más allá del corto tiempo que dura esa sagrada ordenanza. El prometer recordarle siempre y testificar estar dispuesto a tomar sobre uno mismo el nombre de Jesucristo y guardar Sus mandamientos forman parte de esta ordenanza.

Al participar de la Santa Cena y hacer estos compromisos, los miembros de la Iglesia renuevan los convenios que hicieron al bautizarse (véase Mosíah 18:8–10; D. y C. 20:37). A cambio, el Señor renueva la promesa de redimir los pecados y permitir que los miembros de la Iglesia “siempre puedan tener su Espíritu consigo” (D.

  1. y C;
  2. 20:77);
  3. La compañía constante del Espíritu es uno de los mayores dones de la vida terrenal;
  4. En preparación para la Santa Cena, todas las semanas, los miembros de la Iglesia dedican un tiempo para examinar sus propias vidas y arrepentirse de sus pecados;

No tienen que ser perfectos para participar de la Santa Cena, pero deben tener un espíritu de humildad y arrepentimiento en sus corazones. Todas las semanas dan lo mejor de sí para prepararse para esa sagrada ordenanza con un corazón quebrantado y un espíritu contrito (véase 3 Nefi 9:20).

¿Qué se necesita para tomar la Santa Cena?

¿Qué es discernir el cuerpo y la sangre de Cristo?

Se trata, pues, de ‘ discernir ‘ el Cuerpo del Señor, de reconocerlo con fe y caridad, tanto en los signos sacramentales como en la comunidad, de otro modo, se come y se bebe la propia condenación, según el versículo 29 del citado capítulo 11.

¿Qué pasaría si se come indignamente el pan y se bebe el vino consagrado como el cuerpo y la sangre de Cristo?

Lección 61. ª – Sobre la Eucaristía o Comunión P. – ¿Qué es la Santísima Eucaristía? R. – El sacrificio y sacramento del altar, que Jesu-Cristo instituyó la noche antes de morir. – En el primer precepto de la Iglesia hablamos del sacrificio de la Misa. La voz Eucaristía viene del griego, y quiere decir acción de gracias, y ciertamente que por nada se las debemos mayores a Dios Nuestro Señor como por haber instituido el augustísimo sacrificio y sacramento de nuestros altares; y con nada se las podemos dar mejor, que ofreciéndole ese mismo sacrificio y la sagrada Comunión.

En los otros Sacramentos se nos da gracia, en este además al Autor de la gracia, y por eso es el más excelente de los siete, y el centro de los demás y de todo el culto católico y de la misma Iglesia militante.

Se llama absolutamente el Santísimo; también Sacramento del altar , porque en el altar cristiano se consagra, y porque se conserva en el sagrario del altar; Pan de ángeles , porque, bajo las especies de pan, está el mismo Señor que hace bienaventurados a los ángeles, y porque para recibirlo habríamos de llegar con pureza de ángeles, y a los que bien comulgan hace como ángeles; Pan de los hijos de Dios , porque sólo éstos, que son los fieles que están en gracia, lo han de recibir, alimentando sus almas con el   -323-   manjar divino, y por esto mismo se llama sagrada Mesa, banquete eucarístico ; llámase comunión , esto es, común unión, pues sin distinción de categorías ni de raza, participamos de un alimento espiritual, común a todos, que nos une a Cristo y en Cristo; Hostia sagrada que se ofrece en la Eucaristía, como hostia o víctima propiciatoria, por los pecados del mundo; y pasando por alto otros nombres, como sacramento de amor, misterio del altar, tiene varias denominaciones que se toman de las figuras con que Dios lo anunció desde el principio de los siglos.

En el paraíso terrenal plantó Dios el árbol de la vida para preservar al hombre inocente de la muerte del cuerpo; y en el paraíso espiritual de la Iglesia militante puso el Santísimo Sacramento, cual nuevo árbol de vida, que nos conserve la vida de la gracia, y a su tiempo nos dé la resurrección del cuerpo y la gloria.

Melquisedec ofreció a Dios en sacrificio pan y vino, y en la sagrada Eucaristía se ofrece el cuerpo y sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. En Egipto, con la sangre del cordero pascual, libró el ángel del Señor a los hebreos del tirano Faraón, quedando expeditos para caminar hacia la tierra prometida; y en la Iglesia, la sangre de Jesu-Cristo Sacramentado, a quien se llama Cordero de Dios, amansa la justa cólera del Juez divino, y nos da vigor para dirigirnos al cielo prometido.

En el desierto, sustentó Dios a su pueblo con el maná que caía del cielo, y con el maná, más milagroso aún, de la Comunión sustenta nuestras almas en este mundo, que cual desierto atravesamos en dirección a nuestra patria.

Al tratar del precepto de la Misa vimos cuándo y cómo fue instituida por Nuestro Señor Jesu-Cristo, la víspera de morir por nosotros en la Cruz; pues entonces mismo quedó instituido el Santísimo Sacramento, que permanece en la hostia u hostias consagradas en la Misa, y que en vez de consumirse, se guardan para el culto y para bien de los fieles.

  • -324-   P;
  • – Decidme ahora: ¿para qué es el Santísimo Sacramento de la Comunión? R;
  • – Para que recibiéndole dignamente, sea mantenimiento de nuestras almas y nos aumente la gracia;
  • – ¿Por qué decís dignamente? R;

– Porque no sustenta nuestras almas, si no le recibimos con la disposición necesaria de alma y cuerpo. De los fines excelentísimos por que Nuestro Señor instituyó el Sacramento del altar, el más propio es el que pone aquí el Catecismo, a saber: alimentar nuestras almas, y acrecentarnos la gracia o vida sobrenatural.

  • La Comunión es manjar del justo; la Confesión, medicina del pecador; por eso muchos doctores tratan antes de la Comunión que de la Confesión; pero Ripalda, Astete y otros ponen primero la Confesión, porque, como todos, quien más quien menos, somos pecadores, y adolecemos de alguna enfermedad en el alma; nos disponemos con la medicina de la confesión para que nos entre en provecho el manjar divino;

Para el cuerpo nos da Dios alimento corporal, y para el alma alimento espiritual; y como para el cuerpo nos proporciona el mundo material varias substancias nutritivas, así la Iglesia nos suministra varios manjares para el alma, según quedó explicado en la cuarta petición del Padre nuestro; mas como el principal sustento del cuerpo es el pan, el del alma lo es el cuerpo sagrado de Cristo, que recibimos bajo las especies de pan, y que llamamos Pan Eucarístico.

  1. Nuestro divino Salvador ofreció al Padre en la Cruz su cuerpo y sangre para merecernos la gracia y la gloria, y en la mesa eucarística nos da ese mismo cuerpo y sangre para comunicarnos con abundancia aquella gracia, con la que vayamos a la gloria;
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De esa gracia eran figura los milagros que por su humanidad santísima hizo el Señor, mientras en forma natural y visible predicaba por la Judea; y nos dan a entender los efectos, más estupendos aún, que sigue   -325-   obrando en forma invisible con los que dignamente comulgan, siendo de notar que con cuanto mejor disposición recibimos el Cuerpo de nuestro Señor Jesu-Cristo, tanto más abundantes y preciosos son esos frutos.

– Pues ¿qué disposición es necesaria de parte del alma? R. – Estar en gracia de Dios. – Y el que cayó en pecado mortal, ¿cómo se ha de disponer para comulgar? R. – Confesándose. – Y el que después de confesado recuerda algún pecado grave que dejó por olvido, ¿qué ha de hacer? R.

– Confesarlo antes, o en la primera confesión que haga después. El pan no aprovecha a un muerto, ni el Cuerpo de Cristo a quien lo recibe en pecado mortal. ¡Qué desacato presentarse en un convite, quien odia de muerte al amo de la casa! Pues ¿qué agravio tan atroz no hará al Rey del cielo, el que en pecado mortal se pone a la mesa, en que el mismo Señor nos alimenta nada menos que con su propia carne y sangre? El que en gracia de Dios se acerca a comulgar, recibe una prenda de la gloria; mas quien a sabiendas llega en pecado mortal, él mismo, imitando al traidor Judas, se traga su propia condenación, de modo que si a tiempo no hace verdadera penitencia de tan horrendo sacrilegio, va irremisiblemente al infierno.

  1. A muchos, dice el Apóstol, castiga el Señor con enfermedades y muerte imprevista por haber comulgado mal;
  2. En Judas entró furiosamente Satanás, en cuanto con mala conciencia recibió del divino Maestro el bocado misterioso;

Pudiera suceder que pensando uno hallarse en gracia, tuviese algún pecado mortal, y sin reparar en él recibiese el Cuerpo del Señor; este tal, ¿comulga sacrílegamente? No, señor; antes, supuesto que haya empleado la debida diligencia para llegarse bien dispuesto,   -326-   y si está por lo menos atrito de todos sus pecados, puede esperar que con la misma comunión se le dará la gracia; doctrina de gran consuelo para ciertas almas sobradamente acongojadas o escrupulosas, a quienes el confesor manda se tranquilicen.

Repare el cristiano en lo que añade el Catecismo, porque es verdad que quien peca mortalmente, recobra la gracia con un acto de contrición perfecta, aunque deje la confesión para el tiempo en que obliga; pero no es menos verdad, pues lo enseña el Concilio de Trento, que ese acto de contrición no le basta para comulgar, sino que es necesario confesarse antes, a no ser que no haya confesor y sea preciso comulgar.

Esta excepción la ignoran generalmente los fieles, y en más de un caso puede aprovechar a las almas. Sépase, ante todo, que un diácono, por más que no puede confesar, puede, a falta de sacerdote, dar el Santo Viático o la Comunión; además, fuera del artículo de la muerte, no todo sacerdote goza de la jurisdicción necesaria para confesar; y en fin, que puede por varias causas haber quien administre la sagrada comunión, y no haber ni allí ni bastante cerca, con quien podernos confesar, sin grave daño nuestro o ajeno 139.

En esos casos se puede con verdad decir que falta confesor; y en los siguientes, que hay precisión de comulgar: 1. º En peligro de muerte, sea cual quiera la causa que lo origine. º Cuando urge el precepto pascual.

3:º Si de no comulgar se sigue grave escándalo o injuria. º Para librar las hostias consagradas de perecer en un incendio o terremoto, o de ser profanadas de gente impía 140. En esos casos, faltando el confesor, comulga bien el pecador contrito. En el cuarto caso, no habiendo clérigo que lo haga, cualquier lego o seglar, hombre o mujer, ha de salvar, si puede, el Santísimo, y si es   -327-   preciso, tomarlo él mismo por sus propias manos.

Esto mismo puede hacer en el primer caso, máxime si el enfermo se muere sin quien lo confiese ni dé la Extrema Unción 141. Fresco está hoy en la memoria de todos el hermosísimo ejemplo de un Capitán de nuestro ejército, señor Merry, cuando en Cuba acaba de sacar de entre las llamas no sólo las imágenes sagradas, sino el Copón con las Sagradas Formas, de una iglesia incendiada por los insurrectos, entregando por sus propias manos el divinísimo Sacramento al capellán castrense.

El papa León XIII ha enviado a tan católico militar un Breve pontificio, condecorándole con la Cruz de Pío IX 142. Dedúcese de lo antes dicho, que si uno, arrodillado ya al pie del altar para recibir la comunión, advierte en sí pecado mortal, o que no está en ayunas, no peca si, arrepintiéndose lo mejor que pueda, comulga; y mucho menos peca quien, después de confesado, recuerda habérsele olvidado algún pecado mortal, y comulga, dejando el acusar aquel pecado para la primera vez que vuelva a confesarse, pues aunque es mejor confesarlo antes de comulgar si hay fácil ocasión, no es esto de precepto. .

¿Cuál es el significado del pan y el vino en la Santa Cena?

El pan y el vino son elementos constitutivos del Sacramento , además de ser alimentos y formar parte de los Servicios Divinos. En primer lugar, el pan es el símbolo por excelencia de alimento humano. Y junto con el vino son de los alimentos más recurrentes que se mencionan en la Biblia.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se menciona al pan como alimento y se encuentra relacionado con diversos milagros. El pan también cumple una función de gran importancia en el Servicio Divino.

A este respecto, cabe mencionar que se colocaban doce panes en la mesa frente al velo del santísimo. Estos panes eran para el consumo de los sacerdotes durante los días de reposo y se iban reemplazando por otros nuevos. En cuanto al vino, aunque también se vincula a la alimentación , se trataba de una bebida que se consumía en las fiestas. El pan y el vino son elementos fundamentales de la eucaristía. Otra cena de celebración donde el pan representa un elemento imprescindible es en la cena de Pascua. Esta festividad se celebra en recuerdo de la liberación de los israelitas del cautiverio egipcio. Mientras que la Santa Cena simboliza la liberación de los hombres del cautiverio del pecado.

Además de esto, en Israel consideraban al vino un símbolo de alegría y salvación futura. Por último, tanto el pan como el vino forman parte de la Santa Cena , también conocida como eucaristía. Para las Iglesias de Comunión Anglicana, cuando el pan y el vino son consagrados se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Esto parte de los dichos de Jesús durante la Última Cena, asegurando que el pan era su cuerpo y el vino su sangre. Por esta razón, estos alimentos son los elementos fundamentales en el rito de la eucaristía. Si analizamos estos dichos de Jesús y la asociación de estos alimentos con su cuerpo y sangre encontramos más significados religiosos.

¿Cuándo somos indignos?

Que no corresponde a las circunstancias de un sujeto, o es inferior a la calidad y mérito de la persona con quien se trata.

¿Cómo es una persona indigna?

Que no tiene mérito ni disposición para algo. adj. Que es inferior a la calidad y mérito de alguien o no corresponde a sus circunstancias.

¿Qué es indignación ejemplos?

El primer paso que hay que dar para poder entender el significado del término indignación que ahora nos ocupa es dejar patente su origen etimológico. En este sentido, tendríamos que exponer que emana del latín, y más exactamente de la palabra “indignatio”, que puede traducirse como “irritación y enfado ante un hecho o situación que se considera indigno”. La indignación suele ser una reacción espontánea contra algo que se considera inaceptable. Dicha emoción puede derivar en acciones más o menos organizadas , como una marcha de protesta. La indignación también puede reflejarse en una emoción violenta inmediata , como golpes o insultos. Tomemos el caso de un intendente a quien se descubre robando los fondos públicos que debían destinarse a la construcción de un hospital.

Indignación es un enojo o enfado vehemente contra una persona o contra sus acciones. Puede asociarse esta emoción a la ira , la irritabilidad o la furia. Por ejemplo: “El crimen de la niña causó indignación entre los vecinos” , “Los españoles han expresado su indignación contra los políticos en una marcha multitudinaria” , “Las palabras del canciller produjeron una gran indignación en el país”.

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La comunidad advierte que su propio dinero, que iba a invertirse para mejorar el servicio de salud, ha sido apropiado por un hombre corrupto. La reacción de indignación no tarda en aparecer y la gente, de manera espontánea, se reúne ante la municipalidad para exigir la renuncia del funcionario.

  1. Indignarse implica una serie de cambios físicos , ya que aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco;
  2. A nivel del comportamiento, la indignación se convierte en el motor predominante de la acción y del pensamiento;

Es casi imposible que una persona que se indigna no refleje dicha emoción ya sea física o verbalmente. En una de las redes sociales más importantes a nivel mundial, como es Facebook existe un grupo que lleva por título “Indignados de Argentina”. En él se encuentran numerosos argentinos que se manifiestan totalmente en contra de las medidas que están adoptando los políticos de su país, por considerar que van en contra de la ciudadanía y del bienestar de la misma.

  • Se conoce como movimiento de los indignados , por último, a un grupo de personas que se formó en España a partir de una serie de protestas que promovían una democracia más participativa y una auténtica división de poderes;

En concreto, aquellos españoles fueron los que se agruparon bajo la denominación Movimiento 15-M, nombre que aludía a la fecha, el 15 de Mayo de 2011, en la que un total de cuarenta personas decidían acampar en las Puerta del Sol de Madrid para dejar constancia de su rechazo absoluto no sólo al bipartidismo que existe en el país sino también a que los bancos sean los que, en muchos aspectos, controlan la nación.

¿Qué quiere decir sin discernir el cuerpo del Señor?

12 de julio, 2017 – 00h07 Releyendo la exhortación apostólica postsinodal Amoris letitia, del papa Francisco, sobre el amor en la familia, encontré una parte cuya lectura me cuestionó y me indujo a compartirla con usted, pensando que la exposición puede serle útil.

Se trata de la parte titulada Discernir el cuerpo, que abarca los números 185 y 186 del documento. En ella Francisco expresa que es conveniente tomar muy en serio un texto bíblico que suele ser interpretado fuera de su contexto, o de una manera muy general, con lo cual se puede descuidar su sentido más inmediato y directo, que es marcadamente social, destaca.

Se trata de los versículos 17 al 34 del capítulo 11 de la Primera Epístola a los Corintios, donde san Pablo enfrenta una situación vergonzosa de la comunidad. Allí, algunas personas acomodadas tendían a discriminar a los pobres, y esto se producía incluso en el ágape que acompañaba a la celebración de la eucaristía.

  • Mientras los ricos gustaban sus manjares, los pobres se quedaban mirando y sin tener qué comer;
  • Así “uno pasa hambre, el otro está borracho;
  • ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis tan en poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres?”;

Comenta Francisco: La eucaristía reclama la integración en un único cuerpo eclesial. Quien se acerca al Cuerpo y a la Sangre de Cristo no puede al mismo tiempo ofender este mismo Cuerpo provocando escandalosas divisiones y discriminaciones entre sus miembros.

Se trata, pues, de “discernir” el Cuerpo del Señor, de reconocerlo con fe y caridad, tanto en los signos sacramentales como en la comunidad, de otro modo, se come y se bebe la propia condenación, según el versículo 29 del citado capítulo 11.

Este texto bíblico es una seria advertencia para las familias que se encierran en su propia comodidad y se aíslan, pero más particularmente para las familias que permanecen indiferentes ante el sufrimiento de las familias pobres y más necesitadas. Continúa el papa: La celebración eucarística se convierte así en un constante llamado para “que cada cual se examine” en orden a abrir las puertas de la propia familia a una mayor comunión con los descartables de la sociedad, y, entonces sí, recibir el sacramento del amor eucarístico que nos hace un solo cuerpo.

No hay que olvidar que la “mística” del sacramento tiene un carácter social, como lo explicó Benedicto XVI en su carta encíclica Deus caritas est. Cuando quienes comulgan se resisten a dejarse impulsar en un compromiso con los pobres y sufrientes, o consienten distintas formas de división, de desprecio y de inequidad, la eucaristía es recibida indignamente.

En cambio, las familias que se alimentan de la eucaristía con adecuada disposición refuerzan su deseo de fraternidad, su sentido social y su compromiso con los necesitados, concluye Francisco al finalizar este tema del discernimiento en la recepción de la eucaristía, para que aprendamos a entregarnos como Jesús se nos entrega.

¿Qué hace Jesús con el pan y con el vino?

Los alimentos que estuvieron sobre la mesa en la que se instituyó la Eucaristía formaban parte de la tradición judía – 28/03/2013 Actualizado a las 16:08h. En la Última Cena de Jesús con sus discípulos pan y vino se transustanciaron en cuerpo y sangre de Cristo, instituyéndose así la Eucaristía, sacramento fundamental de la Iglesia Católica.

Pero sobre aquella mesa hubo aquel jueves más alimentos, todos parte de la tradición hebrea. La reunión, que supuso el comienzo de la Pasión y Muerte de Cristo, se celebró, según los Evangelios sinópticos -los de Mateo, Marcos y Lucas-, al atardecer del «primer día de los ácimos», esto es, el primero de la semana en que debía comerse pan hecho sin levadura en la masa o ácimo.

En el Pésaj o Pascua judía , que es la fiesta más importante de la tradición hebrea, este pueblo recuerda su salida y liberación de Egipto, y el pan que se emplea en ella es ácimo porque en la huida los israelitas no tuvieron tiempo de hacerlo con levadura.

«Delante de Jesús había una fuente con hierba y otra con una salsa parduzca» De hecho, la hostia que emplea la Iglesia Católica en la celebración de la Eucaristía es pan ácimo de harina de trigo, y tiene origen en la «matzá» que emplean los judíos en la celebración del Pésaj.

Junto con el pan, en aquella mesa hubo vino, «producto de la vid», en palabras de Cristo ( Mateo 26:29 ), que pasó a ser su propia sangre, «la de la Alianza, que va a ser derramada por todos, para perdón de los pecados» (Mateo 26:28). Sin lugar a dudas, la del vino era una imagen de mucha importancia entonces: «Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador.

Todo sarmiento mío que no da fruto lo corta; y todo el que da fruto lo poda, para que dé más todavía», dijo Jesucristo a sus discípulos ( Juan 15:1 y 2 ). Otro de los alimentos presentes fue el cordero pascual.

De hecho, la Cena de Pascua de ese «primer día de los ácimos» consistía en comer este animal recién sacrificado de acuerdo con los ritos propios de esta festividad judía. No se debe olvidar que, tal y como refleja la Santa Biblia, en la Palestina de entonces el pastoreo y consumo de cordero estaba muy extendido.

Además, este animal se ha convertido en uno de los símbolos más populares del cristianismo. Después de la Cena, Jesucristo, «Cordero de Dios», iba a ser igualmente inmolado para salvación de la humanidad entera.

Con todo, uno de los testimonios que acerca de los alimentos presentes en la Última Cena aporta más detalles es el de Catalina de Emmerich, monja agustina que a comienzos del siglo XIX experimentó una serie de visiones sobre la Pasión y Muerte de Jesús.

  1. La editorial Voz de Papel recoge en «La amarga Pasión de Cristo», la descripción que de estas visiones realizó en 1823 el poeta alemán Clemente Brentano;
  2. «En medio de la mesa estaba la fuente con el cordero pascual;

[…] El borde de la fuente tenía ajos todo alrededor. A su lado había un plato con el asado de Pascua y al lado un plato de hierbas verdes, apretadas, puestas de pie como si estuvieran plantadas, y otro con manojitos de hierbas amargas que parecían hierbas aromáticas; luego, delante de Jesús, había una fuente con hierba verdeamarillenta, y otra con una salsa parduzca.

Los comensales usaban como platos unos panecillos redondos, y utilizaban cuchillos de hueso», confesó la religiosa al poeta. Emmerich, beatificada por Juan Pablo II en 2004, también afirmó haber visto a Jesús mojando en la salsa un trozo de pan envuelto en lechuga.

Sobre la mesa en la que se celebró la Última Cena también pudo haber sal, un importante conservante de alimentos en aquellos tiempos. Una creencia popular dice que el traidor Judas Iscariote derramó sal durante la Cena, y aunque tan sólo se trata de eso, de una creencia popular, lo cierto es que algunas importantes obras de arte, como el conocido cuadro de Leonardo da Vinci, la recogen.